La cuestión es que era muy difícil librarme de la niña de la curva. Cada día que pasaba, no quería que la noche se acercara por el miedo a la oscuridad y el miedo a tener Melinda pegada a mí. Iban pasando los días y yo me volvía más agresivo y me costaba calmarme. Melinda quería que yo me pasara al lado oscuro y dejara de creer en Dios y me fuera apoderando poco a poco del mal y de la oscuridad. Intentaba retener mi cabeza hacia el bien pero aveces tenía pensamientos negativos e incluso una vez estuve tentado en hacer un pacto con el Demonio. Por suerte no lo hice porque pude pensar en las consecuencias y una vez lo hiciera no habría vuelta atrás y mi alma no se iría con Dios, sino que el Demonio se apoderaría de mi alma. Ahí reaccioné y empezé a ir a la iglesia a rezar y a pedirle a Dios que me diera fuerza, me diera energía positiva y me protegiera de cualquier mal o espíritu maligno. Esa noche, rompí a llorar en la cama pidiéndole a Dios que me mandara energía positiva, le dije que me canalizara con energía positiva, que me protegiera que tenía mucho miedo. Y de repente noté un calor inmenso que entraba por mi cabeza hasta mis pies. Me calmé al momento y todo mi cuerpo era relajación pura. Me dormí al instante.
PRÓXIMA NOTICIA: ¿Como deshacerme de la maldita niña del Garraf?