¿Porqué mi interés por Melinda?
Toda mi pasión para saber si existía la famosa niña de la curva empezó en verano de 2011 después de ver una película de terror con mis amigos. Después de la película empezamos a contar historias de miedo hasta que un amigo nos comentó la famosa leyenda de la niña de la curva. Hay muchas leyendas en todo el mundo de la niña de la curva. Se dice que en las curvas del Garraf existe la niña y mi amigo me comentó que unos conocidos suyos fueron una vez y me explicó lo que pasó. Al principio me lo creí pero después reflexioné y me di cuenta que no podía ser verdad. Me contó que en la famosa curva donde la niña se mató, una noche fueron con el coche y en la curva se les empezó a empañar el cristal, se les apagaron las luces del coche y seguidamente se apagó el motor. Nunca he oído a hablar de un caso como este y en mi opinión no creo que un fantasma tenga la suficiente fuerza para apagar el motor de un coche. Hay cosas y cosas que un espíritu puede hacer pero no tengo la sensación que pueda apagar el motor de un coche.
Después de todo
planeamos ir una noche a las curvas del Garraf para averiguar y ver si
podríamos notar alguna presencia espectral. Fuimos y no pasó nada. Al llegar a
casa me empezé a intrigar por la leyenda de la niña y me informé. Encontré un
par de leyendas. Está la típica leyenda que dice que se aparece por la
carretera y dice que se murió en la curva. O la leyenda que dice que se cayó a
un pozo y por las noches aparece por las costas del Garraf y te guía para
protegerte de su padre. Yo me creí más la segunda porque el primer día que
fuimos a Jafra, en octubre de 2011, Pedro (chico perceptivo) estuvo todo el
trayecto de ida con los ojos cerrados, sin hablar y muy ausente. Fue al llegar
a Barcelona cuando me contó lo que había percibido. Fue entonces cuando Pedro
me dijo que notó la presencia de una niña que contactó con él mentalmente. Me
explicó que cerró los ojos porque ella le hablaba a través de su mente. Las
palabras de la niña fueron: “Me llamo Melinda, no tengas miedo”. Pedro se quedó
de piedra porque Melinda lo iba guiando por las curvas. De repente ella le dijo
que venía un tramo donde había “algo” peligroso y seguidamente Pedro le
transmitió mentalmente que íbamos a Jafra. Entonces Melinda le dijo que íbamos
a un lugar muy peligroso que no deberíamos ir. También me dijo Pedro que cuando
íbamos por el camino de tierra dirección a Jafra, ella nos seguía para
protegernos. Ese día fuimos tres coches y a un conductor se le giró el coche
levemente como si de una señal se tratara. Nos dio la sensación que era Melinda
para que diéramos media vuelta e irnos a casa, pero seguimos hasta llegar a
Jafra. Lara, mi otra compañera perceptiva que iba en otro coche, durante el
trayecto del camino de tierra tuvo la sensación que había alguna energía fuera
de los coches que nos seguía hasta Jafra. Una vez llegamos a Jafra, esa
presencia desapareció y nos dio a entender que era la misma Melinda. Suponemos
que se marchó porque no quería estar en ese pueblo demoníaco por miedo.
Una vez Pedro me
contó sus sensaciones, decidimos ir los dos a las curvas del Garraf otra noche.
Fuimos el día 1 de Noviembre de 2011, nada más ni nada menos, el día de los
muertos. Fuimos a la media noche. Esa noche Pedro no estaba muy receptivo
positivamente y no tenía buenas vibraciones. Fuimos por la autopista hasta
llegar al desvío donde empiezan las curvas. Al inicio de las curvas hay una
rotonda que te permite hacer un cambio de sentido y volver. Al llegar a esa
rotonda, Pedro se puso muy nervioso y de repente hizo un gesto de dolor muy
exagerado asustándose. Sin pensármelo di media vuelta y nos fuimos. Me contó
que había visualizado mentalmente al espectro de Melinda chillando hacia
nosotros como si nos estuviera esperando pero, al mismo tiempo, echándonos.
Entonces sacamos nuestras propias conclusiones y creímos que nos “echó” porque
estaba muy rabiada (suponemos que es por el día de los muertos). Pensamos que si
llegamos a adentrarnos en las curvas, nos podría haber hecho algo
inconscientemente porque la rabia parecía que la dominara. Salió su lado oscuro
porque Pedro la visualizó con cara de maldad. Al dar media vuelta, Pedro se
giró y vio al espectro de Melinda llorando como si se entristeciera al irnos.
De camino a casa debatimos la situación y Pedro me afirmó, según sus
experiencias realizadas, que Melinda es
una niña con maldad pero que ella misma quiere conseguir luchar por su parte
buena y destruir su lado negativo. A este tipo de espectros yo les llamo almas
en pena extremas porque de tanto tiempo que llevan sin ir a la luz, se acaban enfureciendo
y terminan dejando de lado su positividad.
Al llegar a
Barcelona decidimos que volveríamos otra noche más tranquila a ver a Melinda.