domingo, 16 de junio de 2013

Círculo espiritual con Melinda, la fantasma del Garraf

Después de la aparición mental que tuvo Lara con Melinda en Barcelona, decidí ir con un amigo, una amiga sensitiva llamada Cristina y yo. Nuestra intención era ir a un mirador de las curvas del Garraf y hacer una ouija a ver que saldría. Yo quería que saliera Melinda. Total, que fuimos los tres sobre las 11 de la noche.

Una vez allí, empezamos a hacer un círculo espiritual para relajarnos y para poder empezar una sesión de ouija. Estuvimos medio minuto aproximadamente cuando yo noté un frío detrás de mí que me hizo tener escalofríos. Mi amiga Cristina tenía una mirada un poco rara y le pregunté qué le pasaba. Me respondió que acababa de visualizar a Melinda delante nuestro con la mirada baja, mirando hacia el suelo sin verle su cara tapado con sus pelos negros mojados y con los brazos al frente. Le dio un buen susto al verla así. Yo también me medio asusté por unos segundos pero pensé que tenía que hacer algo para que Melinda cambiara de cara y se relajara porque estaba un poco asustada y a la defensiva. Yo mentalmente le quise transmitir bien estar, tranquilidad y calma. Le dije mentalmente: “Melinda estamos aquí para ayudarte y para que puedas ser feliz. Haré todo lo posible para que puedas estar bien y cómoda con nosotros. Quiero que sonrías por favor, quiero que estés bien y cómoda con nosotros. Queremos ayudarte, sonríe por favor”. Y al cabo de escasos segundos Cristina nos dijo que visualizó a Melinda sonriente y mirándonos con tranquilidad aunque un poco asustada aún, pero más cómoda. Decidimos entonces hacer una ouija con ella. Fue poner el dedo en el vaso y moverse. Nos dio las gracias a través de la ouija. Entonces hicimos una corta sesión ouija y de repente ella se alejó del sitio dónde estábamos y no sabemos porque. De repente decidimos hacer otra vez el círculo espiritual y cuando volvimos a sentir a Melinda cerca, me vino una idea en la cabeza. Les propuse a Cristina y a mi otro amigo Carlos, de hacer un círculo pero uniéndose ella también. Nunca lo había probado ni escuchado de nadie y quise innovar. Estaban de acuerdo conmigo y lo hicimos. Melinda estaba entre Cristina y yo y le dijimos que nos diera la mano. Dejamos una mano al vacío para que Melinda nos diera sus manos y así unirse al círculo. Fue de lo más increíble que he vivido en mi existencia. Notamos un frío suave en la mano y unas cosquillas por toda la mano y  brazo. Poco a poco se nos cerraba la mano y notábamos como una suave y floja presión en la mano que teníamos al vacío. Efectivamente Melinda nos estaba dando su mano y se unió al círculo porque me lo afirmó luego el péndulo y lo afirmó Cristina también porque ella la notaba. De repente dejamos de hacer el círculo. Yo estaba muy tranquilo y decidimos volver a casa.

Durante la vuelta nos dimos cuenta de lo que acabábamos de vivir. Fue una experiencia brutal, muy bonita y tierna. Logramos por unas horas hacer feliz a un espíritu que es infeliz ahí donde está. Es por eso que decidimos volver otro día. Volvimos el día siguiente. Esa vez fui con Lara porque Cristina no podía.



PRÓXIMA NOTICIA: Melinda vence al miedo de subir a la luz.

jueves, 13 de junio de 2013

Aparición mental de Melinda en un Bar de Barcelona

Después de visualizar a Melinda cuando apareció en mi coche, Pedro también la visualizó pero a través de su mente. Cuando nos pasó esto lo hablamos con Lara, que también los siente y los ve. 

Quedamos en un bar de Barcelona para hablar del tema y explicarle que Pedro y yo la visualizamos. De repente al hablar tanto de ella, Lara se puso con cara de sorprendida y le preguntamos qué le pasaba. Nos dijo que en ese instante había visualizado a Melinda. Nos la describió y era igual que como la describió Pedro y como la describí yo. Con esos ojos negros, mirada penetrante, sonrisa que parece de poca confianza, pelo largo, ondulado negro y mojado, con un vestido blanco sucio hasta las rodillas y entre 13 y 15 años. A partir de ese momento fue cuando yo quise animarles a saber más de Melinda pero ellos se echaban para atrás y me quedé sin nadie que quisiera acompañarme. Más adelante encontré a una amiga sensitiva que una vez me acompañó a Jafra, otra amiga escéptica, un amigo que quería interesarse por el tema y otro amigo que le gusta investigar.

En un futuro próximo fuimos al Garraf a hacer una ouija a ver que nos saldría. Y nos salió Melinda.



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