jueves, 25 de junio de 2015

¿Como deshacerme de la maldita niña del Garraf?

Al cabo de un tiempo de tenerla conmigo, cada día que pasaba, mi energía se volvía más negativa y yo me rabiaba con más facilidad. Es por eso que hubo un día que llegué al límite y dije basta. No quería seguir viviendo con un ser maligno a mi lado y empecé a buscar soluciones y formas para librarme de la maldita niña. Un día me iluminé y pensé que la forma de acabar con todo era ir al origen, al principio, donde empezó todo. Era, de momento, la única solución que veía factible para alejarme de la negatividad y alejarme de Melinda. Entonces le comenté a varios amigos y amigas para que me acompañaran al lugar dónde empezó todo. Nos pusimos de acuerdo para ir un día y acabar o intentar acabar con esa pesadilla. Yo pensé que era la solución y la ví muy factible y nos arriesgamos a ir dónde se encuentra tanta negatividad junta, en las profundidades del bosque del Garraf, a escasos quilómetros del pueblo maldito de Jafra. Después de tantas pesadillas que tuve en ese pueblo, no quise volver y es por ese motivo que nos mantuvimos al margen, a escasos kilómetros del pueblo.

PRÓXIMA PUBLICACIÓN: La liberación de la negatividad y la primera señal divina de Dios.

jueves, 19 de febrero de 2015

¿Cómo librarme de Melinda, el demonio del Garraf?

La cuestión es que era muy difícil librarme de la niña de la curva. Cada día que pasaba, no quería que la noche se acercara por el miedo a la oscuridad y el miedo a tener Melinda pegada a mí. Iban pasando los días y yo me volvía más agresivo y me costaba calmarme. Melinda quería que yo me pasara al lado oscuro y dejara de creer en Dios y me fuera apoderando poco a poco del mal y de la oscuridad. Intentaba retener mi cabeza hacia el bien pero aveces tenía pensamientos negativos e incluso una vez estuve tentado en hacer un pacto con el Demonio. Por suerte no lo hice porque pude pensar en las consecuencias y una vez lo hiciera no habría vuelta atrás y mi alma no se iría con Dios, sino que el Demonio se apoderaría de mi alma. Ahí reaccioné y empezé a ir a la iglesia a rezar y a pedirle a Dios que me diera fuerza, me diera energía positiva y me protegiera de cualquier mal o espíritu maligno. Esa noche, rompí a llorar en la cama pidiéndole a Dios que me mandara energía positiva, le dije que me canalizara con energía positiva, que me protegiera que tenía mucho miedo. Y de repente noté un calor inmenso que entraba por mi cabeza hasta mis pies. Me calmé al momento y todo mi cuerpo era relajación pura. Me dormí al instante.

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